martes, 12 de julio de 2011

Capítulo dos: ¿Seres mitológicos?

Una sonrisa cruzaba mi rostro, por supuesto no era una verdadera sonrisa. Eran las seis de la tarde y mis primas ya habían llegado a molestar... digo, a cenar. Krystal fue la primera en llegar, tenía unos veinte y tantos y al parecer estaba pegada a su celular. Casi ni me notó y eso fue un alivio. Luego llegó mi tía Clarissa, me agarró las mejillas con fuerza y luego depositó un beso en una de ellas. Hice una mueca que pasó de inadvertida excepto para mi madre, quién me lanzó una mirada de advertencia. Cambié la mueca por una sonrisa falsa y la abracé arrugando la nariz. Clarissa era una de esas tías que llevaban impregnado el olor a tabaco en su sangre, figurativamente claro, que sonreían de esa forma en que parecían brujas y que llevaban atuendos holgados y anchos como si eso las hiciera parecer más jóvenes. Para colmo, llevaba el pelo peinado hacia atrás, con un frasco de laca encima de su cabellera amarillenta, que no la hacía exactamente atractiva para el público.
-Qué grande estás-. Soltó Clarissa como si esto fuera una noticia importante. En eso, un trueno se escuchó y no pude oír lo que seguía después de esa insignificantemente usada oración. Sonó algo así como "cada vez tu cabello luce más claro", o algo similar sin importancia. Yo asentí y ensanché mi sonrisa, como si me sintiera orgullosa de lo que ella me comentaba.
Pasada una hora, mi casa estaba atestada de extraños. Y digo extraños, porque a la mayoría no los conocía. Cuando estos extraños llegaron, yo saludé, como se había vuelto costumbre, con una sonrisa de oreja a oreja. También habían llegado las primas que mi madre había dicho que me iban a caer, pero no les hacía caso, solo querían introducirse en mi vida privada preguntándome si tenía novio y cosas por el estilo. A propósito, ya que lo pienso, sí tengo novio. Ah, Carlie se iba a poner tan contenta, había hecho una pareja. Mis pensamientos se vieron interrumpidos por el timbre. Bien, ¡otro desconocido, yupi! ¿Lista? Sonrisa falsa, espalda derecha, mentón en alto, garganta clara y pies puestos sobre la tierra. Ahora sí lista.
-¡Yo voy!- Grité sin medir mi tono. Por supuesto, dejó en shock a media reunión familiar, pero ya qué, ya lidiaría con mi madre más tarde y su regaño. Abrí la puerta y casi me desmayo, mis piernas temblaban y mis ojos se dilataron. Casi mi boca se abre y sale un chorro de baba, que asco. Medio recobré la compostura y detallé al espécimen delante de mí. Cabello color negro azufre, tan negro que casi parecía brillar azulino en la noche, contextura delgada y a la vez musculosa, ojos color azabache y una piel pálida como la resplandeciente luz de luna. Pómulos elevados y unos intensos labios que enmarcaban una sonrisa cautivadora.- ¿Quién es usted?- Mi voz sonaba maravillada, como si fuera un ciego acabando de ver la luz.
-Mi nombre es James-. Su voz parecía un canto de ángeles oscuros, con un toque de misterio y picardía que lo hacían más irresistible cada vez más.- ¿Cómo te llamas tú?- Su voz era hipnotizante. Me tomó un instante comprender que me hablaba a mí.
-Alejandra-. Sonreí torpemente y por primera vez en esa noche, sonreía verdaderamente. Estaba noventa y nueve punto nueve por ciento segura de que parecía una retardada.- Mucho gusto-. Extendí mi mano derecha intentando ser cortés. Él la tomó e instantáneamente sentí cómo una parte de mí moría. Su mano era gélida y daba una mala sensación al tacto. Sabía muy bien que no tenía ni idea de quién era ese desconocido, ni qué hacía en mi casa a las ocho de la noche.- ¿Qué haces aquí?
-Venía a curiosear, ¿qué evento está aconteciendo?- ¡Vaya forma de hablar!, pensé. Rodé los ojos involuntariamente. ¡Por Dios! Si es veinticuatro de Diciembre, ¿no debería estar con su familia festejando en vez de curiosear en otras casas? "Tal vez él no cuenta con tal familia" Ese pensamiento me entristeció.
-Navidad, ¿te gustaría pasar a cenar con nosotros?- Ofrecí.
-¿Navidad? ¿Qué es eso?- Parecía confundido. Mi cara seguro era una completa interrogación. No podía hablar en serio, ¿quién no sabe qué es Navidad?- Juro que no sé que es-. Alzó sus dos manos a la defensiva.
- Es...- Dudé y me mordí el labio. ¿Cómo explicarlo?- Es una época, por así decirlo, donde la familia se reúne y se "conmemora"-. Hice comillas en el aire.- el nacimiento de Jesús. Hay una especie de cena y luego se hace la entrega de regalos-. Me detuve.- ¿No has oído sobre ello jamás?- Él negó con la cabeza.
-¿Quién es Jesús?- Siguió y yo rodé los ojos otra vez.
-Mira, no sé quién rayos te crees, cómprate una maldita Biblia y no me vengas a joder-. Le cerré la puerta en la cara a ese extraño celestial. Me sentía vacía cuando salió de mi vista y hasta quería echarme a llorar.- Mamá, voy a buscar unas cosas arriba-. Dije una vez ya en el salón. Me abrí paso entre el gentío hasta las escaleras y subí a mi habitación con la cabeza agachada.
-Cuando te separas de ellos te sientes vacía, ¿no?- Dijo una voz entre las sombras cuando abrí la puerta de mi habitación. Su voz era meditabunda y seductora, era una mujer, de eso no había duda.- Mi nombre es Katherine, mujer lobo certificada-. Apareció de la penumbra una mujer graciosa. Su belleza dolía. Sus rizos pelirrojos enmarcaban su hermosa cara y sus ojos color zafiro resplandecían raramente en la oscuridad. Su mano fina se extendió y yo la tomé.
-Alejandra-. Luego pensé en lo que me había dicho detenidamente.- ¿Mujer lobo? Estás loca-. Ella rió sonoramente. Su risa era musical, como una cascada cristalina. Sus dientes se veían afilados desde mi punto de vista y me di cuenta de que sus movimientos eran rudos y pronunciados.
-Esa pregunta es sexista, ¿sabes? No solamente hay hombres lobo en este mundo, digo en el Otro mundo-. Me guiñó el ojo.
-No es eso, no existen los seres mitológicos tales como los hombres lobo o las mujeres lobo-.Aclaré.
-Pero si te acabaste de topar con un vampiro, James-. Me eché a reír esta vez. No me iba a tragar ese cuento de los monstros y esas sandeces. Katherine se puso seria.- No estoy mintiéndote. 

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Y ahí estaba yo, en frente de tres extraños que me miraban extremadamente extrañados. El chico llamado James, el "vampiro", y lo pongo entre comillas ya que no estoy muy segura de que eso sea cierto; estaba con Katherine, al parecer. Poco después había llegado un chico joven, larguirucho y extrañamente pálido casi transparente, que se hacía llamar Nolan, el fantasma. Me recosté en la cama intentando asimilar esta estupenda revelación, empezando por que yo ni era supersticiosa. Rodé los ojos para luego cerrarlos en señal de exasperación.
-James, ¿no que los vampiros tomaban sangre?- Pregunté, aún con los ojos cerrados y la cabeza echada atrás. En unos segundos, sentí su gélido aliento en mi garganta, lo que me hizo abrir los ojos estrepitosamente y apartarme por instinto.- Wow, aguanta, ¿qué haces?- Lo escudriñé con la mirada y parecía verdaderamente confundido.
-Una demostración de que si bebo sangre-. Respondió con naturalidad, como si estuviera hablando de futbol americano o algo parecido. Alcé ambas cejas y entrecerré los ojos.- Confía en mí, no morirás-. Añadió. Me tumbé en la cama sin creerle las locuras que estaba diciendo.
Unos labios se posaron en mi cuello y justo cuando medio se abrían me aparté.
-¡¿Qué te sucede?!- Estaba alterada. Sentía un extraño cosquilleo ahí, donde él había posado sus labios duros como el mármol sobre mi cuello, y quería con toda mi alma que se desvaneciera esa sensación de deseo por él. Quería que lo siguiera haciendo, que me mordiera y...- No puedes solamente... ¡intentar abusar de mí! Eres tan...- Alcé un dedo en su dirección en forma amenazante. Él retrocedió y me dirigió una mirada indefensa. Era alucinante hacerme la intimidante.-  Y yo que pensé que los vampiros podrían llegar a ser la raza más fuerte, pero mira que una niña como yo los asusta-. Y eso fue la gota que derramó el vaso de su paciencia. Me mostró los dientes, tan afilados y blancos que daban miedo de solo mirarlos. Sus ojos se habían tornado rojos y avanzaba hacia mí como si yo fuera su presa. Me encogí y volteé la cara, por alguna razón, estaba segura de que no iba a cumplir una año más de vida.- Te creo, te creo, les creo a todos, solo déjenme en paz-. Chillé con terror. Alguien suspiró.
-Déjala, James, no tenemos que hacer nada aquí. Al parecer, no es Halloween-. Proclamó Katherine con voz solemne. ¿Halloween? No pude evitar soltar una carcajada nerviosa.- ¿De que te ríes, humana insignificante?
-De nada, solo que Halloween pasó hace dos meses-. Sacudí la cabeza y los encaré.- Llegaron un poco tarde, ya se me hacía raro que ese día hubiera estado tan... ¿alegre? Sí, eso, alegre-. Observé que Nolan levitaba sobre el suelo y no pude lanzar una exclamación ahogada al señalar sus pies. Él rió.
-Soy un fantasma, puedo hacer mucho más que esto-. Su voz era tan espeluznante que me erizó los vellos del brazo.- Te sorprendería-. Asentí y tragué saliva. Respiré hondo dos veces, preparada para tragarme este cuento de hadas de un solo trago.
-Si James bebe sangre, ustedes dos, ¿qué comen?- Miré a Katherine y a Nolan expectante, sintiéndome como una niña de preescolar al no saber nada tan básico como la dieta de algunos seres místicos que probablemente están en mi imaginación después de todo.- Digo porque supongo que...
-Claro que sí, como todo ser caminante, no digo viviente, necesitan algo para subsistir-. Interrumpió James. Me puse roja y lo miré con furia. Salí de mi habitación y bajé las escaleras como una exhalación. Tomé de la nevera una lata de Ginger Ale y subí otra vez a mi habitación. James estaba de espaldas cuando abrí la puerta y eso me dio la oportunidad perfecta para abrir la lata. Vertí el contenido en su cabello y sonreí.- ¡Oye! ¿Por qué lo hiciste?
-Hablas demasiado, además me la debías-. Señalé mi cuello. Me tomé el resto de la gaseosa y me tiré en la cama de nuevo.- ¿Entonces? ¿Les puedo ofrecer algo?- Miré a la mujer lobo y al fantasma, ignorando al vampiro.
-A menos de que pueda absorber tu alma...- Empezó Nolan.
-O comerte viva...- Completó Katherine, finalizando con una sonrisa malévola.
-Tengo Roast Beef*, no sé si te sirva-. Dije haciendo una mueca. Katherine sacudió la cabeza y rió.- ¿Qué te resulta tan gracioso?- Ella se encogió de hombros y señaló a James. El muy imbécil se estaba secando el cabello con mi blusa nueva.- ¡Tarado! ¡Eres un idiota!- Corrí hacia él y le arrebaté mi blusa. Le pegué un manotazo, o al menos lo intenté, ya que a medio camino me detuvo con su mano. Alzó su cara a la altura de la mía y nuestros labios se rozaron sin querer.- Ah mierda, ¡suéltame!- Chillé apartándome de un tirón, aunque debía admitir que lo que más quería era no hacerlo. Me había recorrido una sensación extraña en el segundo en que sus labios rozaron los míos, una sensación eléctrica y agradable.
Él parecía estar en shock y su mano aún se aferraba al aire en donde había estado la mía segundos antes. Me giré ignorando el creciente sentimiento ilógico de posar mis labios sobre los suyos y me concentré en mis otros dos acompañantes. Ellos tenían expresiones de sorpresa pero no me miraban a mí, se miraban entre ellos. Me aproximé hacia donde estaban y alcancé a oír parte de su conversación.
-¿...podía resistir?- Decía Katherine.
-Según la leyenda, no-. Comentaba Nolan con seguridad y sabiduría. A pesar de que se veía más joven que todos, incluyéndome, parecía a la vez mayor.
-Tal vez no sea ella, tal vez ni sea él-. Sugirió Katherine y echó una mirada de reojo en mi dirección. Al parecer, no se había dado cuenta de que había estado caminando en su dirección. Me sonrió automáticamente y me abrazó, desconectándome todos los cables del cerebro a la vez. Seriamente ya pensaba que era una de esas creídas idiotas que andaban por ahí conquistando a todo lo que se moviera.- Querida amiga, fue un gusto conocerte, Nolan y yo nos vamos ya que somos demasiado susceptibles a la media noche, no sé si me entiendas. ¡Au Revoir!- Saltó por la ventana mientras Nolan desaparecía entre las tinieblas.
-Vale, eso fue raro-. Declaré y me giré para encontrarme con una agradable pero a la vez no tan agradable sorpresa. 

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Sorry yo siempre he dicho que no soy partidaria del Blogger :$
en fin, mi computadora se dañó y blablabla
espero que les haya gustado :D

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